La Plaza de España es el monumento más joven de la ciudad, ya que se construyó para la Exposición Iberoamericana de 1929.
Es un símbolo de la arquitectura regionalista compuesta por ladrillos vistos con aplicaciones de cerámica. La principal características son los bancos hechos con mosaicos de azulejos que representan a todas las provincias españolas, con la imagen del escudo y un hecho histórico de cada provincia. La plaza está rodeado por un pequeño e idílico canal con barquitos de remos para alquilar.
El Parque de María Luisa es un jardín público del centro y el pulmón verde de la ciudad. En su origen formaba parte del Palacio de San Telmo hasta el siglo XVIII, cuando fue donado a la ciudad.
Fue reformado por el ingeniero Jean-Claude Nicolas Forestier que le dio un aire romántico inspirándose en los jardines del Generalife de Granada y lo abrió a la Plaza de España
Cuenta con gran variedad de especies vegetales y avícolas y está diseñado en forma de calles y plazas por las que poder pasear o tumbarse en la hierba para observar las nubes al arrullo de un fuente.
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